lunes, 27 de julio de 2009

Las serpientes venenosas


Las serpientes son importantes en el ecosistema ya que realizan un importante control sobre las poblaciones de roedores que pueden transmitir graves enfermedades además de provocar pérdidas en la agricultura.

Por otro lado, las especies venenosas son un peligro para el ser humano, el ganado y los animales domésticos.
Existen varios aspectos que nos ayudan a diferenciar a las especies venenosas de las que no lo son. Por ejemplo, las especies venenosas tienen la cabeza triangular a diferencia de las no venenosas que su forma es ovalada. Sin embargo, una excepción serían las boas, que tienen la cabeza triangular y no son venenosas. Otra característica son las fosetas loreales, sólo presentes en las serpientes venenosas. Las fosetas se sitúan entre el ojo y la fosa nasal de cada lado y son órganos termorreceptores.
Las pupilas de las especies venenosas (y las boas) son elíptico-verticales, mientras que en el resto son redondas.Las escamas también son diferentes.
Las serpientes venenosas las tienen carenadas y las no venenosas las tienen lisas.La mayor parte de las picaduras, si la persona esta de pie, se realizan en las zonas de codos y manos y entre las rodillas y los pies. Por este motivo, deberán ser las zonas a proteger para evitarlas. Todas las serpientes tienen dientes, pero no son válidos para masticar sino que le sirven solo para retener a su presa.
Las serpientes venenosas tienen a parte dos dientes especiales en la parte anterior de la mandíbula superior, de donde sale el veneno.
Este veneno se produce por glándulas salivales modificadas que se llaman glándulas ponzoñosas. Cuando la serpiente prepara el ataque, estos dientes se enderezan y al abrir la boca las glándulas ponzoñosas se oprimen y el veneno sale al exterior. A la vez que muerde, inyecta el veneno en sus víctimas.De todas formas, las serpientes venenosas suelen huir del hombre en vez de atacarlo. Sólo muerden cuando se sienten atacadas o molestadas.

sábado, 18 de julio de 2009

El misterio de las ranas sin patas


Ha sido uno de los asuntos medioambientales más controvertidos de la década: el caso de las ranas que no tienen patas.
En todo el mundo se han visto ranas sin extremidades o malformaciones, y muchos científicos piensan que esto se debe a la contaminación química.
Sin embargo, nuevas pruebas llevadas a cabo en ranas y sapos revelan una causa más benigna y natural.

Según una nueva investigación, las ranas deformes han sido víctimas de los hábitos depredadores de las ninfas de libélula, que se alimentan de patas de renacuajo.

A fines de los años 1980, los investigadores comenzaron a recibir informes de numerosas ranas y sapos salvajes con extremidades adicionales, sin extremidades o con patas malformadas.
Las deformidades más comunes que hemos encontrado se dan en las ranas o sapos sin extremidades o con extremidades truncadas. Y estas deformidades casi nunca están asociadas con la especie de gusano tremátodo que sabemos provoca los miembros adicionales
Prof. Stanley Sessions.
La causa de estas deformidades fue objeto de un acalorado debate porque algunos científicos creían que podría ser un factor natural, debido a parásitos o depredadores.
Otros pensaban que la contaminación química o que la radiación de rayos UV-B causada por el adelgazamiento de la capa de ozono estaba provocando las deformaciones.

El asunto provocó un revuelo en los medios de comunicación y llovieron millones de dólares para financiar su investigación.

Tras un largo período de estudio, Stanley Sessions, especialista en anfibios y profesor de biología del Colegio Hartwick en Nueva York, y otros científicos lograron establecer que muchos anfibios con deformidades están en realidad infectados con un pequeño gusano tremátodo llamado Riberoria.

Estas criaturas pueden penetrar en las patas traseras de los renacuajos y allí son capaces de cambiar la estructura de las células del miembro en desarrollo y por lo tanto interferir con su crecimiento.

"Pero éste no es el final de la historia", le explicó a la BBC el profesor Sessions.
"Las ranas con miembros adicionales pueden tener deformidades muy drásticas, pero no son las peores que se han encontrado", señaló.
"Las deformidades más comunes que hemos encontrado se dan en las ranas o sapos sin extremidades o con extremidades truncadas. Y estas deformidades casi nunca están asociadas con la especie de gusano tremátodo que sabemos provoca los miembros adicionales", dice el científico.
Sin patas
A menudo el animal queda libre y se escapa nadando. Si logra sobrevivir continúa su metamorfosis para convertirse en sapo con patas traseras deformadas o extirpadas, dependiendo del estado de desarrollo del animal
Prof. Stanley Sessions.

Para conocer qué es lo que causa este tipo de deformación, Sessions se unió a Brandon Ballengee de la Universidad de Plymouth, Inglaterra, para investigarlo.
Los resultados de su estudio fueron publicados en Journal of Experimental Zoology Part B (Revista de Zoología Experimental).
Los investigadores llevaron a cabo un registro de la incidencia de deformidades en anfibios salvajes en tres estanques en el país.
En total encontraron que entre el 1,2% y el 9,89% de los renacuajos en cada estanque tenían deformidades en las patas traseras. Y a tres animales les faltaba un ojo.
"Nos quedamos muy sorprendidos cuando descubrimos a tantos sapos con patas anormales ya que se pensaba que éste era un fenómeno de Norteamérica" afirma Ballengee.
Los investigadores descubrieron también a una variedad de depredadores que pensaban podrían ser los responsables, incluido el pez espinoso, los tritones, los ditíscidos, escorpiones acuáticos y las ninfas de libélula.
Para analizar cuál de éstos era el responsable los investigadores los colocaron en peceras en el laboratorio junto con renacuajos.
Los únicos que se alimentaban de renacuajos eran las ninfas de libélula.
Pero éstas nunca se comían al renacuajo entero sino lo atrapaban por la pata trasera masticándola o a menudo extirpándola entera.
"Una vez que atrapan al renacuajo, utilizan sus patas delanteras para voltearlo y buscar sus trozos más tiernos, en este caso el brote de la pata trasera, que mastican con sus mandíbulas" explica Sessions.

Crecimiento atrofiado

Por increíble que parezca, muchos renacuajos sobreviven a esta tortura.
"A menudo el animal queda libre y se escapa nadando", dice el científico.
"Si logra sobrevivir continúa su metamorfosis para convertirse en sapo con patas traseras deformadas o extirpadas, dependiendo del estado de desarrollo del animal".
Si el ataque ocurre cuando el renacuajo es muy joven puede regenerar su extremidad completamente, pero esta capacidad disminuye a medida que crece.
La pregunta que se plantearon los científicos es ¿por qué a las ninfas sólo les gustan las patas traseras?

A medida que maduran los renacuajos desarrollan glándulas de veneno que aparecen primero en su piel y después en las patas traseras, por eso se cree que éstas son más apetitosas para las libélulas.

Los científicos afirman, sin embargo, que descartan totalmente que la contaminación química esté causando la desaparición de extremidades.
Pero la "depredación selectiva" de las ninfas es hasta ahora la principal explicación.

martes, 14 de julio de 2009

¡Cuidado con las serpientes!


La primavera y el verano son dos estaciones en las que debemos tomar muchas precauciones para evitar la mordedura de serpientes, sobre todo durante los paseos por el campo.

España es un país rico en estos reptiles. Los más abundantes son los que corresponden a la familia de la Viperidae y a la familia de la Culebridae.
A la primera de estas familias (Viperidae) pertenecen un grupo de víboras tales como la víbora Aspis, abundante en toda la geografía española, la víbora Berus, la víbora Seoanei y la víbora Latasti.

La mordedura de la víbora Aspis es la más peligrosa ya que, sino es tratada a tiempo, puede llegar a originar la muerte. Desde el punto de vista clínico se han establecido tres grupos de riesgo a partir de la mordedura de estos animales:

Grupo 0: Mordedura sin inyectar veneno.

Grupo I: Edema local sin otras menifestaciones patológicas .

Grupo II: Edema, Linfangitis (infección aguda de la piel), Tromboflebitis (coágulo alojado en una vena), equimosis (moratón), Coagulación intravascular diseminada, náuseas, vómitos, alteración de la coagulación de la sangre.


Pero, ¿qué debemos nosotros hacer si se nos presenta un caso de este tipo?

La respuesta es muy sencilla:

En primer lugar tenemos que limpiar la herida y quitar todos los cuerpos extraños que se encuentren alrededor.

A continuación, debemos aplicar hielo para evitar la propagación del veneno. Se aconseja no chupar la herida ni abrirla y avisar cuanto antes al centro hospitalario más cercano. En el hospital evaluarán la situación y tratarán al enfermo adecuadamente.
Para el resto de víboras, se aconseja hacer lo mismo. Es decir, limpieza y traslado al hospital. Especial atención merece la víbora Latasti, porque vive en los árboles y su mordedura suele ser en el cuello o en la cabeza.

En España, la familia Culebroide cuenta con dos representantes, la Malpolon Monspessulanus y la Macroprotodon Cucullatus. La primera de ellas es una culebra bastarda de gran tamaño. Su mordedura produce parestesias (hormigueo y adormecimiento), hipoestesias (pérdida parcial de sensibilidad), disfagia (dificultad para tragar), disnea (dificultad para respirar) y ptosis palpebral (caída de los párpados). Si nos encontramos ante una mordedura de este tipo debemos limpiar la herida, aplicar frío y trasladar al herido a un hospital.

La otra, Macroprotodon Cucullatus, cuando muerde inyecta un veneno poco activo. El tratamiento de esta picadura es el mismo que en la anterior, limpieza y frío. También deberemos llevar al afectado a un hospital para su mejor tratamiento.

Para los paseos veraniegos por el monte, recomendamos llevar la ropa adecuada, por ejemplo calcetines y botas o zapatos de montaña, un pañuelo en el cuello e ir provistos siempre con un bastón. Debemos procurar no mover las piedras de su sitio y tampoco separar la maleza con las manos, ya que podemos encontrarnos con algún reptil que se sienta amenazado y nos ataque.
Debemos tener en cuenta que en estos momentos existen en España otras variedades de serpientes, traídas de diferentes países. Unos reptiles de los que se desconoce la composición de su veneno y, por tanto, las consecuencias de su picadura.Por esta razón, nuestra obligación es pedir que no entren en España este tipo de reptiles de forma ilegal. Si se hace de forma legal, será necesario informar de qué clase de reptil se trata para que los hospitales puedan tener la información adecuada en el caso de que se presente una mordedura de estas especies. Es de vital importancia acudir al hospital e identificar lo más fielmente posible qué reptil nos ha atacado.
Entre otras muchas cosas, el Dr. De la Morena es miembro del Comité Científico de la Fundación Ferrer para Investigación y Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid.